domingo, 27 de junio de 2010

47. Universidades en alianza interinstitucional apoyan a emprendedores


Profesores universitarios y técnicos de instituciones serán los puntales de un importante proyecto para impulsar el emprendimiento manabita, especialmente en los jóvenes.
Ellos fueron acreditados para esto en el marco de la iniciativa denominada ‘Emprende Manabí’ en el 2009.

En la Universidad San Gregorio de Portoviejo, 57 personas fueron certificadas luego de haber cumplido un proceso de formación en el que durante ocho semanas abordaron temáticas como emprendimiento, marketing efectivo, plan de negocios, finanzas y andragogía.
Su participación se realizó debido a la alianza estratégica entre el Grupo de Universidades de Manabí (GUM) y entidades como la Agencia de Desarrollo Provincial de Manabí (ADPM), Ministerio de Industrias y Productividad (Mipro) y la Prefectura.
Ángel Loor Giler, representante del GUM, destacó la participación de los maestros y el aporte de las universidades en el fomento del emprendimiento y el desarrollo.
“Se reafirma el compromiso que ha tenido siempre la educación superior con la generación de empleos”, aseguró.
Por su parte José Vásconez Cevallos, uno de los acreditados, agradeció la formación recibida y expresó su compromiso para fomentar el emprendimiento en los negocios de los jóvenes.
“Tenemos un reto por delante para que todos los jóvenes seamos líderes y así aportemos al desarrollo y creación de nuevos empleos en la provincia”, expresó Vásconez.
El evento se suma a otros que ha realizado la Universidad San Gregorio con el fin de difundir el conocimiento y vincular la academia con el desarrollo provincial. Recientemente se realizó una conferencia para estudiantes con un experto español en economía global.
Los promotores consideran que el apoyo a la pesca artesanal es una de las prioridades para luego pasar a otros ámbitos productivos.

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46. Un programa fortalece la produccion agroecologica


Tomada de la edición impresa del 22 de marzo del 2010 El Telégrafo

Datos
Los pequeños productores pueden acceder a créditos preferenciales gracias a convenios que el programa ha establecido con el MIES, el Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria y el Programa de Finanzas Populares.

La próxima feria campesina se realizará en Mejía, el 28 de marzo, en el Patronato Provincial, Av. Pablo Guarderas y Panamericana Sur, Barrio La Bomba.

Las canastas Ñucanchimicuna -que significa Nuestros Alimentos- busca fortalecer la agricultura campesina, incentivar la conservación de semillas ancestrates, conservar el medio ambiente y generar una alimentación segura y soberana.

Se espera llegar con las canastas Ñucanchimicuna a 1.000 familias urbanas, 50 grupos de consumidores responsables que podrían ser abastecidos por los 11 grupos de productores que actualmente son parte del Programa Pichincha Alimenta.

Infórmate
Si desea ser parte de los consumidores responsables comunicarse con Renata Lazo al 02 2566493, o ingrese sus datos en el formulario disponible en www.mercaredsostenible.com en la opción canastas Ñucanchimicuna.
Pequeños agricultores de Pichincha mejoran sus hábitos de alimentación y sus ingresos.
Productores y consumidores de Pichincha se involucran en un circuito solidario que promueve el cultivo y el consumo de productos orgánicos.

Este sistema garantiza una alimentación sana para familias rurales y urbanas e ingresos económicos para pequeños productores agroecológicos de cinco cantones.

La iniciativa surge a partir de un diagnóstico realizado por el Programa Pichincha Alimenta, promovido por la Dirección de Apoyo a la Producción del Gobierno provincial. El fin era conocer la situación alimentaria de 2.000 familias campesinas de Cayambe, Tabacundo, Mejía y San Miguel de los Bancos.

Los resultados evidenciaron altos niveles de desnutrición y malas prácticas de alimentación.

Frente a ello, Pichincha Alimenta estableció como objetivos fundamentales, explica Renata Lazo, directora del proyecto, garantizar la soberanía alimentaria de las familias campesinas de la provincia y mejorar sus ingresos a través de una propuesta integral de trabajo que permita que los agricultores accedan a capacitaciones, asistencia técnica, créditos y finalmente a un circuito de comercialización.

El proceso de capacitación se inició hace tres meses en once organizaciones integradas por pequeños productores, que en su mayoría cuentan con granjas integrales o trabajan en asociatividad en la producción, principalmente, de hortalizas y legumbres, pero también de frutas, y en la crianza de animales.

La capacitación y asistencia técnica en buenas prácticas agroecológicas y temas específicos, según las necesidades de los campesinos, son gratuitas.

Una de las prioridades, según Lazo, es lograr que las familias de los productores tomen conciencia sobre la importancia de mejorar sus hábitos alimenticios y empiecen a consumir parte de su producción.

Mientras que los excedentes ayudan a mejorar los ingresos de las familias gracias a dos formas de comercialización: ferias campesinas y canastas agroecológicas.

Una vez que la producción de los grupos está consolidada como orgánica, los pequeños agricultores acceden a las ferias campesinas, las cuales son espacio de comercialización que beneficia tanto a productores como a consumidores. Éstos últimos tienen la oportunidad de adquirir productos orgánicos y a precios justos.

Las primera feria se realizó en Mejía con la participación de treinta productores del sector. Para Magdalena Caisa, presidenta de la Asociación Tierra y Trabajo, el ser parte de este programa le ha cambiado la vida. “Ahora me siento feliz, porque los 20 productores que conformamos la asociación estamos aprendiendo cosas nuevas y nos sentimos más saludables por consumir nuestros alimentos”.

Magdalena cuenta que durante 20 años los socios del grupo utilizaron fertilizantes químicos para los cultivos, lo que perjudicaba a sus familiares e incrementaba los costos de producción.

Pero ahora que tienen cultivos orgánicos ingresaron a la feria campesina y la situación cambió. “Cosechamos productos sanos. Pudimos vender a los consumidores directamente y tener mayores ingresos”

Otra forma de llegar con sus productos a más personas es a través de las canastas Ñucanchimicuna. Éstas son entregadas cada quince días a grupos de consumidores organizados, que se comprometen a comprarlas por un mínimo de seis meses.

La canasta básica con diez productos (hortalizas, legumbres y frutas totalmente orgánicas) tiene un precio de 7 dólares.

Por el momento, el programa cuenta con tres grupos de consumidores, uno de ellos es la organización Mujeres por la Vida, del cantón Rumiñahui, que desde hace un año se distribuye entre 100 y 180 canastas solidarias.

Rosi Salazar, miembro del grupo, cuenta que en un inicio se les dificultó conseguir los productos y los costos eran altos porque los compraban a intermediarios.

Desde hace dos meses se proveen de productos orgánicos de la Asociación Tierra y Trabajo. “Ahora accedemos a productos sanos, sabemos que son orgánicos y que eso contribuye con nuestra alimentación, además, los precios son más económicos”.
Se incentiva el consumo responsable
En las ferias campesinas, el Programa Pichincha Alimenta aprovecha este espacio para difundir entre los asistentes buenas prácticas alimenticias que los comprometan a cuidar de su alimentación y la de su familia adquiriendo productos orgánicos.

En todo proceso de economía solidaria el papel del consumidor es indispensable; por ello el programa crea grupos de consumidores organizados para que conozcan sobre la importancia de comprar la producción de pequeños productores y de esta forma contribuir con el desarrollo económico y social de estos grupos.

El consumidor responsable debe preguntarse si lo que va a comprar lo necesita o no, considerar el impacto ambiental, contribuir con su compra a la generación de ingresos de grupos vulnerables y así garantizar las necesidades básicas de otros.

Las personas interesadas en ser parte del programa, como representantes de consumidores responsables, deben formar un grupo de diez personas de su barrio o trabajo.

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sábado, 26 de junio de 2010

45. Salinas referente modelo de desarrollo microempresarial


Tomado de El Comercio del 17 de diciembre del 2009

En la parroquia, ubicada a media hora de Guaranda, funcionan con éxito medio centenar de microempresas que exportan chocolates, artesanías y otros productos a Europa. Además cada año reciben a más de 9 000 turistas.

El sacerdote salesiano Antonio Polo lideró un plan para crear microempresas en la parroquia. Esto inició en 1970. En ese año, los campesinos no tenían acceso a servicios básicos y trabajaban en una mina de sal. Con el apoyo del religioso conformaron el programa Queserías Rurales para elaborar el famoso queso El Salinerito. Luego, en 1990 se crearon otras microempresas donde se fabrican embutidos, artesanías, mermeladas, esencias, balones y chocolates.

En 2002, Salinas obtuvo el primer lugar en el concurso Gestión Empresarial de Género, organizado por la Fundación Sendas. El trabajo de las mujeres en los 16 centros artesanales que elaboran canastas de paja y sacos de lana y las historias de 22 mujeres líderes que están al frente de grupos juveniles y precooperativas de ahorro y crédito permitió que Salinas obtuviera el primer lugar.

Esto fue registrado por EL COMERCIO al igual que el reconocimiento que logró la parroquia en 2004. La organización Worldaware Business Awards premió a la parroquia porque a través de la organización comunitaria se mejoró la calidad de vida de los campesinos. En Salinas no hay desempleo ni analfabetismo. Las microempresas son visitadas por miles de turistas.

De la extrema pobreza al desarrollo
Reportaje preparado para la Revista "BIDAmérica" publicado en febrero del 2005

Cómo una comunidad de la serranía del Ecuador, abandonada y sumida en la extrema pobreza, se transforma en un ejemplo de trabajo y desarrollo

Por Elbio Hidalgo, Universidad Politécnica Salesiana Sede Quito

¡Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón…!

Parece ser que en esta hermosa frase extraída de una canción de Mercedes Sosa, se podría resumir la experiencia de desarrollo de Salinas de Bolívar, comunidad de la serranía ecuatoriana en donde conviven indígenas quichuas y mestizos.

Hace treinta años esta comunidad estaba sumida totalmente en el olvido, la pobreza, y la marginalidad. La mortalidad infantil en aquellos tiempos era del 45%, el analfabetismo del 85%, las viviendas eran muy humildes, construidas de paja y tierra, carecían de agua entubada, electricidad, servicio telefónico, alcantarillado y carreteras permanentes.

Los jóvenes y adultos, migraban masivamente a las grandes ciudades en busca de trabajo, ya que la única fuente de trabajo en Salinas eran las minas de sal, trabajo duro y mal remunerado. Alonso Vargas1 recuerda “antes el pueblo era bastante pobre, teníamos casitas de choza y todos los habitantes servíamos a la familia Cordobés pero éramos explotados por ser peones”. La comunidad vivía en la extrema pobreza.

En 1970 llega a la comunidad el padre Antonio Polo junto con un grupo de voluntarios italianos del grupo Mato Grosso, quienes fueron invitados por Cándido Rada, obispo de Guaranda de aquel tiempo. Ante la difícil realidad de la comunidad, el padre Polo tuvo la firme convicción de cambiarla y crear fuentes de trabajo para salir de la miseria.

La Propuesta. Con el apoyo del Obispo de Guaranda, el padre Polo logró crear la Cooperativa de ahorro y crédito de Salinas, para conseguir los derechos de la explotación de la sal que hasta ese entonces pertenecía a la familia Cordobés, dueña de grandes extensiones de terrenos. Pero al poco tiempo el proyecto fracasó por la poca rentabilidad de la sal. “Yo les dije hagamos quesos comunitarios” —recuerda el padre Polo— “el desarrollo no es pedir dinero, sino aprovechar los recursos que uno tiene por más escasos que sean”.

Los esfuerzos de la Cooperativa se enfocaron en el ahorro familiar, y luego de varios intentos fallidos se creó en 1978 la quesera de Salinas, gracias a la colaboración de José Dubach, quien aportó con la tecnología para la realización de los quesos y ayudó en la apertura de una tienda de expendio de quesos en Quito.

Una de las políticas novedosas de la cooperativa, que pasó a administrar el dinero producido por la Quesera, fue la no repartición de las utilidades para así poder realizar inversiones en otros proyectos.

¿Cómo llevar adelante el proyecto de trabajo comunitario?
Para lograr este objetivo, el padre Polo propuso enfocarse en la actividad de la Cooperativa como base de una organización estable, en la cual se conjugue varios enfoques tradicionales y otros innovadores:
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Una Estructura abierta
, que permita participar a todos los miembros de la comunidad y a quienes deseen integrarse al proceso, convirtiéndose en una cooperativa abierta a la búsqueda de alternativas de desarrollo para la comunidad. En este proceso han participado indígenas, mestizos, extranjeros, religiosos, voluntarios, que con sus ideas y diversos enfoques permiten una mayor eficacia en los procesos de desarrollo
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Una Democracia estructurada, los cargos y responsabilidades están bien definidos, a través de comités y mediante elección de los socios en las asambleas. Para el padre Polo, la honradez y la voluntad de la gente son el pilar del éxito. Las reuniones entre los socios se realizan periódicamente, “En la democracia todos somos iguales porque todos tenemos un voto, ya sea el que tiene un poquito más o el que tiene un poquito menos, el hecho es sentirnos iguales”
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El Ahorro, que es fundamental para crear un sentido de pertenencia en el desarrollo, para el padre Polo, “no hay que pedir dinero sino aprovechar lo que se tiene”. Mediante el ahorro se puede acceder a nuevos proyectos que se traducen en beneficio para todos.
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El Crédito. El padre Polo lo enfoca como un instrumento de inversión más que de donación que se desgasta. Es un instrumento de estímulo, que ayuda a cada socio a manejar correcta y eficazmente el dinero, además de la oportunidad de invertir en nuevas iniciativas familiares que nacen de la necesidad de mejorar su nivel de vida.
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La Contabilidad, que tenga sistemas sencillos y eficaces, ajustada a la realidad. Para el padre Polo este elemento es fundamental, ya que los administradores, que en su mayoría son personas que no han terminado ni la escuela primaria, deben llevar una correcta administración de los recursos que manejan.
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Una Centralización-Diversificación, la cooperativa no se debe limitar a su actividad específica de ahorro y crédito, sino que debe constituirse en un núcleo organizativo abierto a todas las actividades, como por ejemplo al trabajo comunitario. Para Marcelo Allauca3, “la experiencia del desarrollo debe ser compartida”, por lo cual, en la comunidad se abrió un internado secundario para que estudiantes de otras comunidades de todo el país, estudien en la mañana y por la tarde participen dentro de los procesos productivo de las diferentes empresas, con la finalidad de que aprendan y después creen empresas dentro de sus propias comunidades.
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La Utilización Comunitaria de excedentes: anualmente y una vez realizados los balances económicos, los excedentes de las empresas no son repartidos individualmente. Estos fortalecen a su cooperativa y permiten cristalizar varias necesidades comunitarias. Con esto se evita que las personas que tengan más, reciban más. En palabras de Alonso Vargas “nuestra política es ayudarnos entre unos y otros”.

Ya en la Marcha. La cooperativa, que en un inicio se formó con los escasos ahorros de quince socios campesinos, pronto atrajo a otros, y se creó la primera quesera, posteriormente se abrió una tienda en Quito que permitió la venta directa sin intermediarios, “Apenas supieron que en Salinas había trabajo, muchos de los jóvenes que vivían en Guayaquil regresaron y ayudaron a convencer a otros que la migración a la ciudad es dura y penosa”, comenta el padre Polo.

Tras la difusión del modelo cooperativista de Salinas y por la necesidad de contar con una mayor organización, se creó FUNORSAL (Fundación de Organizaciones Campesinas de Salinas) que emprendió la creación de cooperativas productoras de quesos en toda la parroquia.
El éxito fue tal, que en la actualidad FUNORSAL tiene 30 empresas productivas: una fábrica hilandera, dos embutidoras, un criadero de cerdos, una carpintería, una mecánica, una hospedería campesina, un centro de acopio y comercialización de los productos que se elaboran en Salinas, varias tiendas comunales, dos granjas experimentales destinada a la crianza de alpacas y ovejas. Se trata de un conjunto de empresas manufactureras y comercializadoras encadenadas entre sí a través de líneas productivas complementarias. Sin embargo, la industria de quesos es la principal actividad de producción de la comunidad y en la actualidad cuenta con 22 queseras en Salinas, 20 en la Provincia de Bolívar y 40 a nivel nacional.

Otra Realidad. Hoy el 95% de las personas que viven en Salinas cuentan con electricidad, el 92% tienen acceso a la salud, todos tienen agua entubada, sólo el 8% de los jóvenes salen a las grandes ciudades del país, pero en su gran mayoría por motivo de estudios. En las empresas locales trabajan 278 personas, entre administradores, operarios, artesanos, comerciantes y voluntarios. El número de estudiantes se incrementó vertiginosamente: 106 niños asisten a la escuela primaria, 111 jóvenes al colegio y 58 jóvenes están estudiando en las diferentes universidades del país. La capacidad de ahorro mensual es del 11% sobre sus ingresos mensuales, y ahora las casas tienen un promedio de 2 pisos, 4 habitaciones y en su gran mayoría son de cemento, bloques y zinc, y además, 35 familias poseen una segunda vivienda para alquiler.

Como se puede observar, la comunidad de Salinas salió de la miseria, pero aún se enfrenta a diversos problemas: vías de acceso a la comunidad en mal estado, falta de medios de comunicación, falta de apoyo del gobierno para mejorar los pastizales, despreocupación por parte del Ministerio de Educación en cuanto al número de profesores, falta de coordinación con el gobierno local.

Sin embargo, no cabe duda que el resultado obtenido por esta comunidad viene de un proceso organizativo autónomo, empujado por la unión de sus pobladores, unión que hace la fuerza, la cual han sabido mantenerla y transformarla en solidaridad expresada en el diario vivir. Es un proceso exitoso, producto del entendimiento de que el desarrollo no es pedir dinero, sino aprovechar los recurso que se tiene por más escasos que estos sean. Hay una frase que se utiliza mucho en mi país cuando la selección de fútbol gana, y que expresaría los sentimientos de todos quienes conocemos la experiencia descrita en este artículo: ¡SI SE PUEDE!, ¡SI SE PUEDE! , ¡Y SIEMPRE SE PODRÁ!

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44. Recursos para riego, productividad y produccion


Tomada de la edición impresa del 04 de enero del 2010 El Telegrafo
Con este proyecto, estos sectores esperan mejorar la productividad de sus cultivos.
El Ministerio de Agricultura inauguró el revestimiento de 6.800 metros del sistema de riego de la acequia Alta Fernández, que beneficia a 3.000 usuarios.

El Ministerio de Agricultura, a través del Instituto Nacional del Riego (INAR), inauguró el revestimiento de 6.800 metros del sistema de riego de la acequia Alta Fernández, que beneficia a 3.000 usuarios de varias parroquias de Ambato, en Tungurahua, y de Salcedo, en Cotopaxi.

Esta obra tiene un costo de 1’177.000 dólares y regará a 1.720 hectáreas, beneficiando a 1.800 familias de productores de papa, mora, cebada, mellocos, frutas y especies menores.

En este mismo acto, el proyecto Competitividad Agropecuaria y Desarrollo Rural Sostenible (Caders) entregó un cofinanciamiento de 48.796 dólares a 180 familias, de 10 organizaciones campesinas del cantón Mocha, recursos que servirán para la instalación de una planta faenadora de cuyes.

Así también, se distribuyeron los primeros 130 carnés a productores de Tungurahua, quienes buscan tres objetivos específicos.

Primero, registrar a productores agrícolas, a fin de recibir asistencia técnica y planificar de manera adecuada las actividades agrícolas. Segundo, comercializar los productos en el mercado mayorista de Ambato; y tercero, gestionar y canalizar el apoyo estatal hacia la producción.

Lucy Montalvo, subsecretaria regional de Agricultura de la Sierra, recalcó el compromiso del Gobierno Nacional con la agricultura familiar y se comprometió a continuar con el apoyo a los pequeños productores.

“Esto, porque son ellos los encargados de garantizar la seguridad alimentaria del país”, apuntó Montalvo.

Manifestó que el Estado ha asumido esta responsabilidad que contribuirá a mejorar la gestión agropecuaria en este sector.

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