sábado, 26 de junio de 2010

45. Salinas referente modelo de desarrollo microempresarial


Tomado de El Comercio del 17 de diciembre del 2009

En la parroquia, ubicada a media hora de Guaranda, funcionan con éxito medio centenar de microempresas que exportan chocolates, artesanías y otros productos a Europa. Además cada año reciben a más de 9 000 turistas.

El sacerdote salesiano Antonio Polo lideró un plan para crear microempresas en la parroquia. Esto inició en 1970. En ese año, los campesinos no tenían acceso a servicios básicos y trabajaban en una mina de sal. Con el apoyo del religioso conformaron el programa Queserías Rurales para elaborar el famoso queso El Salinerito. Luego, en 1990 se crearon otras microempresas donde se fabrican embutidos, artesanías, mermeladas, esencias, balones y chocolates.

En 2002, Salinas obtuvo el primer lugar en el concurso Gestión Empresarial de Género, organizado por la Fundación Sendas. El trabajo de las mujeres en los 16 centros artesanales que elaboran canastas de paja y sacos de lana y las historias de 22 mujeres líderes que están al frente de grupos juveniles y precooperativas de ahorro y crédito permitió que Salinas obtuviera el primer lugar.

Esto fue registrado por EL COMERCIO al igual que el reconocimiento que logró la parroquia en 2004. La organización Worldaware Business Awards premió a la parroquia porque a través de la organización comunitaria se mejoró la calidad de vida de los campesinos. En Salinas no hay desempleo ni analfabetismo. Las microempresas son visitadas por miles de turistas.

De la extrema pobreza al desarrollo
Reportaje preparado para la Revista "BIDAmérica" publicado en febrero del 2005

Cómo una comunidad de la serranía del Ecuador, abandonada y sumida en la extrema pobreza, se transforma en un ejemplo de trabajo y desarrollo

Por Elbio Hidalgo, Universidad Politécnica Salesiana Sede Quito

¡Quién dijo que todo está perdido, yo vengo a ofrecer mi corazón…!

Parece ser que en esta hermosa frase extraída de una canción de Mercedes Sosa, se podría resumir la experiencia de desarrollo de Salinas de Bolívar, comunidad de la serranía ecuatoriana en donde conviven indígenas quichuas y mestizos.

Hace treinta años esta comunidad estaba sumida totalmente en el olvido, la pobreza, y la marginalidad. La mortalidad infantil en aquellos tiempos era del 45%, el analfabetismo del 85%, las viviendas eran muy humildes, construidas de paja y tierra, carecían de agua entubada, electricidad, servicio telefónico, alcantarillado y carreteras permanentes.

Los jóvenes y adultos, migraban masivamente a las grandes ciudades en busca de trabajo, ya que la única fuente de trabajo en Salinas eran las minas de sal, trabajo duro y mal remunerado. Alonso Vargas1 recuerda “antes el pueblo era bastante pobre, teníamos casitas de choza y todos los habitantes servíamos a la familia Cordobés pero éramos explotados por ser peones”. La comunidad vivía en la extrema pobreza.

En 1970 llega a la comunidad el padre Antonio Polo junto con un grupo de voluntarios italianos del grupo Mato Grosso, quienes fueron invitados por Cándido Rada, obispo de Guaranda de aquel tiempo. Ante la difícil realidad de la comunidad, el padre Polo tuvo la firme convicción de cambiarla y crear fuentes de trabajo para salir de la miseria.

La Propuesta. Con el apoyo del Obispo de Guaranda, el padre Polo logró crear la Cooperativa de ahorro y crédito de Salinas, para conseguir los derechos de la explotación de la sal que hasta ese entonces pertenecía a la familia Cordobés, dueña de grandes extensiones de terrenos. Pero al poco tiempo el proyecto fracasó por la poca rentabilidad de la sal. “Yo les dije hagamos quesos comunitarios” —recuerda el padre Polo— “el desarrollo no es pedir dinero, sino aprovechar los recursos que uno tiene por más escasos que sean”.

Los esfuerzos de la Cooperativa se enfocaron en el ahorro familiar, y luego de varios intentos fallidos se creó en 1978 la quesera de Salinas, gracias a la colaboración de José Dubach, quien aportó con la tecnología para la realización de los quesos y ayudó en la apertura de una tienda de expendio de quesos en Quito.

Una de las políticas novedosas de la cooperativa, que pasó a administrar el dinero producido por la Quesera, fue la no repartición de las utilidades para así poder realizar inversiones en otros proyectos.

¿Cómo llevar adelante el proyecto de trabajo comunitario?
Para lograr este objetivo, el padre Polo propuso enfocarse en la actividad de la Cooperativa como base de una organización estable, en la cual se conjugue varios enfoques tradicionales y otros innovadores:
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Una Estructura abierta
, que permita participar a todos los miembros de la comunidad y a quienes deseen integrarse al proceso, convirtiéndose en una cooperativa abierta a la búsqueda de alternativas de desarrollo para la comunidad. En este proceso han participado indígenas, mestizos, extranjeros, religiosos, voluntarios, que con sus ideas y diversos enfoques permiten una mayor eficacia en los procesos de desarrollo
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Una Democracia estructurada, los cargos y responsabilidades están bien definidos, a través de comités y mediante elección de los socios en las asambleas. Para el padre Polo, la honradez y la voluntad de la gente son el pilar del éxito. Las reuniones entre los socios se realizan periódicamente, “En la democracia todos somos iguales porque todos tenemos un voto, ya sea el que tiene un poquito más o el que tiene un poquito menos, el hecho es sentirnos iguales”
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El Ahorro, que es fundamental para crear un sentido de pertenencia en el desarrollo, para el padre Polo, “no hay que pedir dinero sino aprovechar lo que se tiene”. Mediante el ahorro se puede acceder a nuevos proyectos que se traducen en beneficio para todos.
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El Crédito. El padre Polo lo enfoca como un instrumento de inversión más que de donación que se desgasta. Es un instrumento de estímulo, que ayuda a cada socio a manejar correcta y eficazmente el dinero, además de la oportunidad de invertir en nuevas iniciativas familiares que nacen de la necesidad de mejorar su nivel de vida.
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La Contabilidad, que tenga sistemas sencillos y eficaces, ajustada a la realidad. Para el padre Polo este elemento es fundamental, ya que los administradores, que en su mayoría son personas que no han terminado ni la escuela primaria, deben llevar una correcta administración de los recursos que manejan.
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Una Centralización-Diversificación, la cooperativa no se debe limitar a su actividad específica de ahorro y crédito, sino que debe constituirse en un núcleo organizativo abierto a todas las actividades, como por ejemplo al trabajo comunitario. Para Marcelo Allauca3, “la experiencia del desarrollo debe ser compartida”, por lo cual, en la comunidad se abrió un internado secundario para que estudiantes de otras comunidades de todo el país, estudien en la mañana y por la tarde participen dentro de los procesos productivo de las diferentes empresas, con la finalidad de que aprendan y después creen empresas dentro de sus propias comunidades.
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La Utilización Comunitaria de excedentes: anualmente y una vez realizados los balances económicos, los excedentes de las empresas no son repartidos individualmente. Estos fortalecen a su cooperativa y permiten cristalizar varias necesidades comunitarias. Con esto se evita que las personas que tengan más, reciban más. En palabras de Alonso Vargas “nuestra política es ayudarnos entre unos y otros”.

Ya en la Marcha. La cooperativa, que en un inicio se formó con los escasos ahorros de quince socios campesinos, pronto atrajo a otros, y se creó la primera quesera, posteriormente se abrió una tienda en Quito que permitió la venta directa sin intermediarios, “Apenas supieron que en Salinas había trabajo, muchos de los jóvenes que vivían en Guayaquil regresaron y ayudaron a convencer a otros que la migración a la ciudad es dura y penosa”, comenta el padre Polo.

Tras la difusión del modelo cooperativista de Salinas y por la necesidad de contar con una mayor organización, se creó FUNORSAL (Fundación de Organizaciones Campesinas de Salinas) que emprendió la creación de cooperativas productoras de quesos en toda la parroquia.
El éxito fue tal, que en la actualidad FUNORSAL tiene 30 empresas productivas: una fábrica hilandera, dos embutidoras, un criadero de cerdos, una carpintería, una mecánica, una hospedería campesina, un centro de acopio y comercialización de los productos que se elaboran en Salinas, varias tiendas comunales, dos granjas experimentales destinada a la crianza de alpacas y ovejas. Se trata de un conjunto de empresas manufactureras y comercializadoras encadenadas entre sí a través de líneas productivas complementarias. Sin embargo, la industria de quesos es la principal actividad de producción de la comunidad y en la actualidad cuenta con 22 queseras en Salinas, 20 en la Provincia de Bolívar y 40 a nivel nacional.

Otra Realidad. Hoy el 95% de las personas que viven en Salinas cuentan con electricidad, el 92% tienen acceso a la salud, todos tienen agua entubada, sólo el 8% de los jóvenes salen a las grandes ciudades del país, pero en su gran mayoría por motivo de estudios. En las empresas locales trabajan 278 personas, entre administradores, operarios, artesanos, comerciantes y voluntarios. El número de estudiantes se incrementó vertiginosamente: 106 niños asisten a la escuela primaria, 111 jóvenes al colegio y 58 jóvenes están estudiando en las diferentes universidades del país. La capacidad de ahorro mensual es del 11% sobre sus ingresos mensuales, y ahora las casas tienen un promedio de 2 pisos, 4 habitaciones y en su gran mayoría son de cemento, bloques y zinc, y además, 35 familias poseen una segunda vivienda para alquiler.

Como se puede observar, la comunidad de Salinas salió de la miseria, pero aún se enfrenta a diversos problemas: vías de acceso a la comunidad en mal estado, falta de medios de comunicación, falta de apoyo del gobierno para mejorar los pastizales, despreocupación por parte del Ministerio de Educación en cuanto al número de profesores, falta de coordinación con el gobierno local.

Sin embargo, no cabe duda que el resultado obtenido por esta comunidad viene de un proceso organizativo autónomo, empujado por la unión de sus pobladores, unión que hace la fuerza, la cual han sabido mantenerla y transformarla en solidaridad expresada en el diario vivir. Es un proceso exitoso, producto del entendimiento de que el desarrollo no es pedir dinero, sino aprovechar los recurso que se tiene por más escasos que estos sean. Hay una frase que se utiliza mucho en mi país cuando la selección de fútbol gana, y que expresaría los sentimientos de todos quienes conocemos la experiencia descrita en este artículo: ¡SI SE PUEDE!, ¡SI SE PUEDE! , ¡Y SIEMPRE SE PODRÁ!

Link: www.ticsdemanabi.net

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