miércoles, 23 de junio de 2010

21. Hongos de Sumaco atraen el turismo y los negocios


Tomada de la edición impresa del 09 de abril del 2010 El Telégrafo
Los hongos ostras son reconocidos en la zona como la principal fuente de ingreso de quienes habitan en Sumaco.

Datos

Venden los hongos ostra en la vía y envían las raciones a Tena y Archidona.
La primera inversión para este negocio fue de 600 dólares.
Su eje es el turismo y, de hecho, propuestas como la de los hongos ostra está inserta como parte de una guía de la Ecorruta Sumaco, financiada por la Corporación Andina de Fomento (CAF)
El esfuerzo realizado por la comunidad es un ejemplo de desarrollo para muchas otras iniciativas.

De color blanco y luego de tres días de cuidados en un cuarto especialmente ventilado, los hongos llegan a tener un tamaño que los vuelve apetecibles. De hecho, están ahí para seducir los ojos de quienes transitan por el kilómetro 36 de la vía que une Baeza con Sumaco, en la provincia de Napo. Al encanto de verlos florecer se une la tradición exótica que los asocia como afrodiasiacos y provocadores de sueños psicodélicos.

Pero estos organismos tienen una característica muy peculiar: son la fuente de empleo de seis familias de la zona. Son los hongos ostra de la comunidad Santa Elena de Guacamayos, más conocidos como los hongos de Sumaco.

Javier Haro y las familias vinculadas al proceso están en esto desde hace cuatro años.

Venden el producto en la vía y envían raciones a Tena y Archidona. La libra de hongos cuesta 1,50 dólares. Cada semana colocan entre 150 y 200 libras en el mercado y hay temporadas en que esta cifra escala hasta 400. Es decir que por lo menos obtienen entre 225y 300 dólares cada siete días. Esto sin contar que ofrecen platos preparados con los hongos del lugar a quienes deciden detener su automóvil y conocer el sitio. Sobre todo la demanda apunta a los ceviches.

La primera inversión para este negocio fue de 600 dólares. Y es que el proceso de producción de estos hongos es totalmente orgánico y requiere de paciencia.

Primero compran aserrín en las cercanas fábricas de cajas para naranjilla o frutilla y lo dejan secar varios días. Luego lo vuelven a humedecer y lo mezclan con afrecho.
En la zona hay lo que los comuneros llaman un “zoológico petrificado” formado de rocas volcánicas.

Posteriormente, el aserrín es puesto dentro de unas fundas plásticas transparentes. En el medio colocan un tubo PVC de dos pulgadas y un tapón. Es el tronquito. Unas 40 o 50 fundas de estas se almacenan en un tanque rellenado con agua hasta la mitad. Pasa algunos días así y luego es trasladado al cuarto de incubación. Allí en cada funda se siembra el hongo, exactamente dos cucharas de semilla. Mercedes Yupa, una de las trabajadoras del lugar, aclara que el frasco de semilla del organismo cuesta 1,50 dólares y alcanza para “sembrar” en 15 fundas.

Luego estas quedan en la estantería por 45 días. En ese proceso se vuelve blanca. Entre 500 y mil fundas pueden almacenarse en un cuarto de 3,50 por tres metros. Va después a otra habitación con un microclima diferente. Transcurren en total de cuatro a cinco meses en todo esto. Finalmente, pasa a la bodega, donde germinan. Cada funda tiene hasta seis producciones de hongos. Están listos para ir a la mesa de cualquier visitante.

Esta es una de las iniciativas que está germinando al amparo de un apoyo directo entre varias instituciones. Su eje es el turismo y, de hecho, propuestas como la de los hongos ostra está inserta como parte de una guía de la Ecorruta Sumaco, financiada por la Corporación Andina de Fomento (CAF).

Mauricio Velásquez, ejecutivo principal de Medio Ambiente de la multilateral internacional, señaló que se trata de una ayuda para impulsar por esta vía a la comunidad y para generar propuestas que permitan la protección de lo que se llama reserva de biosfera. En la elaboración de este producto, realizado por estudiantes de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ), la CAF aportó en forma de cooperación técnica no reembolsable con 20 mil dólares. La tirada de la guía es de tres mil ejemplares y la mitad está en inglés.

En el camino de esta ecorruta que comprende Quito, Papallacta, Baeza, Hollín, Guagua Sumaco y Pacto Sumaco se encuentra un sinnúmero de negocios que buscan su espacio. Por ejemplo, la cascada de Hollín y sus diez metros de alto se ubica a pocos metros de la carretera, pero oculta a primera vista.

También están las cuevas de Daniel Carrasco, propietario del Centro Turístico Pasohurco. Es agricultor, pero desde hace cuatro años trabaja con sus propios esfuerzos y recursos para hacer los caminos, desenterrar lo que ha denominado “el zoológico petrificado” (rocas que tienen forma de animales y que son producto de las erupciones del volcán Sumaco), darle forma al tobogán natural y las tres cavernas, una de las cuales tiene 180 metros de largo.

Ahora piensa en construir sitios de alojamiento y una piscina. “Mi visión es tener un gran complejo para recibir cientos de visitantes”, dice. Por esta razón, para él, este tipo de iniciativas integradoras de proyectos le parecen fundamentales. Se trata de sumar en una zona donde la gente convive con uno de los volcanes más activos de Sudamérica.

El esfuerzo de la comunidad de Sumaco es un ejemplo de desarrollo para muchas otras iniciativas productivas del país.

Link: www.ticsdemanabi.net

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